Desde su fundación en 1998, Bodegas Imperiales ha realizado una decidida apuesta por la calidad. Vinos de alta calidad que reflejen las características de nuestro suelo y las variedades autóctonas de nuestra tierra.
Trabajar con nuestros propios viñedos, nos permite cada año controlar todo el proceso productivo, renunciando a altas producciones para obtener uvas de altísima calidad, garantizando de esta manera la identidad y el origen de procedencia de nuestros vinos.
Las fermentaciones las realizamos en depósitos de acero inoxidable con temperatura controlada. Finalizado este proceso, los vinos permaneces en estos mismos depósitos, donde realizan la fermentación maloláctica. Posteriormente con sucesivos trasiegos conseguimos la limpidez suficiente sin ningún tipo de clarificación o filtrado.
Al comienzo de la primavera, nuestros vinos pasan a los calados para iniciar la crianza. El envejecimiento se realiza en barricas de roble americano Y francés. Nuestras barricas tienen una edad media de 3 años. Los periodos de crianza oscilan entre los 14 meses para un Crianza y los 30 meses para un Gran Reserva. Durante este periodo los vinos son trasegados periódicamente cada 3-5 meses.
Una vez finalizada la crianza en barrica, procedemos al embotellado de nuestros vinos bajo un rigurosísimo control de calidad, y solamente empleamos tapones de corcho natural de contrastada calidad. Finalizada la recuperación de los tapones, las botellas pasa nuevamente a nuestros calados. Es aquí donde reposarán en completo silencio y quietud el tiempo necesario, afinando sus características organolépticas y desarrollando sus aromas, hasta alcanzar la elegancia y el bouquet que los caracteriza.